sábado, 14 de abril de 2012



LAS LOCAS OCURRENCIAS

¿A  qué juegan los niños cuando van de visitas a la casa de los parientes?
Sin lugar a dudas, depende de muchos factores.
En mi caso, las visitan estaban circunscriptas a la casa de mi abuela; y muy de vez en cuando iba, junto a mi familia o parte de ella, a la casa de los amigos de mis padres.
Mis padres tenían  muchos conocidos, eran personas que estaban relacionadas con sus  vidas. Mantenían trato de amistad desde la juventud, con varios matrimonios.

Creo que me excedí en mi perorata, porque sólo quería contar algo de lo que yo hacía para entretenerme, en las largas y calurosas tardes de verano para divertirme.
Me encantaba leer y en la casa de mi abuela, podía darme ese gusto. Tenía ella una biblioteca enorme: sólo que mis brazos aunque los extendía  todo lo que más podía y previo a haberme puesto de puntas de pié, llegaba a duras penas hasta el segundo estante. Tenía la disparatada idea de que los libros y colecciones que se encontraban más arriba, eran los más importantes y por supuesto, que a medida que yo fuera creciendo en tamaño, también iba a estar más capacitada para comprender sus contenidos. De todas formas, era suficiente con una colección de una revista que tenía la forma de un libro, muy bien encuadernada que no desentonaba con el resto.
Tenía la edad ideal para absorber todo su contenido, sin cuestionar algún artículo. No menciono su nombre, porque todavía se vende y principalmente porque no tiene ese contenido que yo encontraba apasionante, hasta la cantidad de hojas y su calidad ha variado.

¿Cómo es posible que una niña se haya divertido leyendo? ¡Muy buena pregunta!
¿Alguien me la puede contestar?

Confío en que no se lo contarás a nadie.



LAS LOCAS OCURRENCIAS -2-

Bueno, ahora les cuento a qué otra cosa me dedicaba cuando iba a la casa mi abuela.
Por muchos años le alquiló a un médico, una parte de la casa que justamente había sido construida para que funcionara un consultorio, tenía una sala mediana y otro ambiente más grande, con el baño incorporado. Un día, el cartero le entregó a  mi abuela, una caja de cartón envuelta en papel  madera, cuyo destinatario era  el inquilino. Pudo haberse tratado de algún pedido demorado, pero importante, entonces mi abuela la colocó en un mueble, bajo llave.
Yo tenía acceso a esos remedios, porque ella me había indicado el lugar donde estaban guardados. Respecto a su confidencia, les diré que tenía su confianza  depositada en mí por la  sencilla razón  de que me conocía muy bien, tanto que ya sabía que no solamente no sería capaz de probar uno, sino que ni siquiera podía alguien hacerme tragar los remedios que me recetaba el médico que me atendía cuando estaba enferma. Como se usa decir, todo un drama. Aún recuerdo la noche en que mis padres trataban de que tomara un jarabe, usando todo tipo de trucos.
En una de esas siestas, en que el silencio en la casa era una condición y un salvoconducto para poder estar allí; fui directo a buscar esa caja, la cual se acababa de convertir en un botín de guerra. Todo esto, a causa del tiempo transcurrido y la falta de reclamo por parte del destinatario. Tomé entre mis manos la caja, y me encaminé decidida a investigar más minuciosamente el contenido; habían frascos pequeños, algunos con tapa de goma; no tenía la mínima idea para qué se usaban pero para el caso, daba igual. Comencé a mezclar este con el otro y les agregaba agua, luego los batía y así de pronto me sentí una gran científica en ese laboratorio tan improvisado. Recuerdo que tenía una muñeca un poco vieja y desaliñada y le puse en el pelo todo ese maravilloso empaste. Nada le sucedió a ella, ni tampoco a mí por la travesura.
Es probable que  mi abuela  se haya sentido aliviada de terminar con el compromiso que ella sola había adquirido, y su misión de custodia había concluido gracias a mi insólita intervención.

2 comentarios:

  1. Mi querida ET, con respecto a "Las Locas ocurrencias 1" yo vi llorar a mio Padre escuchando una novela en la Radio una noche todos reunidos a su alrededor, por lo que leer era sí una diversión para muchos, gracias por recordarmelo, con respecto a "Las Locas ocurrencias 2", te diré que mas que una ocurrencia fue una picardía de tu parte, por otro lado si hubieses experimentado tus mezclas en tus cabellos quizás hubieras inventado algún producto para la caída del cabello. Yo te estaría eternamente agradecido y dejaría de usar esta absurda peluca.

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    1. Es probable que mi abuela haya patentado el producto, de lo contrario, no me explico por qué era tan rica.

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