LAS LOCAS OCURRENCIAS
¿A
qué juegan los niños cuando van de visitas a la casa de los parientes?
Sin lugar a dudas, depende de muchos
factores.
En mi caso, las visitan estaban
circunscriptas a la casa de mi abuela; y muy de vez en cuando iba, junto a mi familia
o parte de ella, a la casa de los amigos de mis padres.
Mis padres tenían muchos conocidos, eran personas que estaban
relacionadas con sus vidas. Mantenían
trato de amistad desde la juventud, con varios matrimonios.
Creo que me excedí en mi perorata,
porque sólo quería contar algo de lo que yo hacía para entretenerme, en las
largas y calurosas tardes de verano para divertirme.
Me encantaba leer y en la casa de mi
abuela, podía darme ese gusto. Tenía ella una biblioteca enorme: sólo que mis
brazos aunque los extendía todo lo que
más podía y previo a haberme puesto de puntas de pié, llegaba a duras penas
hasta el segundo estante. Tenía la disparatada idea de que los libros y
colecciones que se encontraban más arriba, eran los más importantes y por supuesto,
que a medida que yo fuera creciendo en tamaño, también iba a estar más
capacitada para comprender sus contenidos. De todas formas, era suficiente con
una colección de una revista que tenía la forma de un libro, muy bien
encuadernada que no desentonaba con el resto.
Tenía la edad ideal para absorber
todo su contenido, sin cuestionar algún artículo. No menciono su nombre, porque
todavía se vende y principalmente porque no tiene ese contenido que yo
encontraba apasionante, hasta la cantidad de hojas y su calidad ha variado.
¿Cómo es posible que una niña se
haya divertido leyendo? ¡Muy buena pregunta!
¿Alguien
me la puede contestar?
Confío en que no se lo contarás a nadie. |
LAS LOCAS OCURRENCIAS -2-
Bueno, ahora les cuento a qué otra
cosa me dedicaba cuando iba a la casa mi abuela.
Por muchos años le alquiló a un
médico, una parte de la casa que justamente había sido construida para que
funcionara un consultorio, tenía una sala mediana y otro ambiente más grande,
con el baño incorporado. Un día, el cartero le entregó a mi abuela, una caja de cartón envuelta en
papel madera, cuyo destinatario era el inquilino. Pudo haberse tratado de algún
pedido demorado, pero importante, entonces mi abuela la colocó en un mueble,
bajo llave.
Yo tenía acceso a esos remedios,
porque ella me había indicado el lugar donde estaban guardados. Respecto a su
confidencia, les diré que tenía su confianza depositada en mí por la sencilla razón de que me conocía muy bien, tanto que ya sabía
que no solamente no sería capaz de probar uno, sino que ni siquiera podía
alguien hacerme tragar los remedios que me recetaba el médico que me atendía
cuando estaba enferma. Como se usa decir, todo un drama. Aún recuerdo la noche
en que mis padres trataban de que tomara un jarabe, usando todo tipo de trucos.
En una de esas siestas, en que el
silencio en la casa era una condición y un salvoconducto para poder estar allí;
fui directo a buscar esa caja, la cual se acababa de convertir en un botín de
guerra. Todo esto, a causa del tiempo transcurrido y la falta de reclamo por
parte del destinatario. Tomé entre mis manos la caja, y me encaminé decidida a
investigar más minuciosamente el contenido; habían frascos pequeños, algunos
con tapa de goma; no tenía la mínima idea para qué se usaban pero para el caso,
daba igual. Comencé a mezclar este con el otro y les agregaba agua, luego los
batía y así de pronto me sentí una gran científica en ese laboratorio tan
improvisado. Recuerdo que tenía una muñeca un poco vieja y desaliñada y le puse
en el pelo todo ese maravilloso empaste. Nada le sucedió a ella, ni tampoco a
mí por la travesura.
Es probable que mi abuela se haya sentido aliviada de terminar con el
compromiso que ella sola había adquirido, y su misión de custodia había
concluido gracias a mi insólita intervención.
Mi querida ET, con respecto a "Las Locas ocurrencias 1" yo vi llorar a mio Padre escuchando una novela en la Radio una noche todos reunidos a su alrededor, por lo que leer era sí una diversión para muchos, gracias por recordarmelo, con respecto a "Las Locas ocurrencias 2", te diré que mas que una ocurrencia fue una picardía de tu parte, por otro lado si hubieses experimentado tus mezclas en tus cabellos quizás hubieras inventado algún producto para la caída del cabello. Yo te estaría eternamente agradecido y dejaría de usar esta absurda peluca.
ResponderEliminarEs probable que mi abuela haya patentado el producto, de lo contrario, no me explico por qué era tan rica.
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