lunes, 23 de abril de 2012

LA PROTAGONISTA





SEGÚN PASAN LOS AÑOS


Esta no es una historia especial, es tan común que sólo te la cuento, para que te entretengas.
Hoy hace frío, la tarde está ideal para que tomes una taza de te,  
de café o unos ricos mates y leas mi cuento. Aunque lo puedes hacer cuando quieras y también compartirlo.
Hace mucho tiempo, la mamá gallina estaba muy feliz con sus pollitos, a los que cuidaba con mucha dedicación. No era algo extraordinario lo que hacía, porque cuando  miraba a sus vecinas, se comportaban igual. Cuando se reunían, no faltaba el comentario sobre sus polluelos y todas decían lo mismo. De cómo crecían y cómo se iban alejando cada vez más de ellas, que jugaban lejos de los nidos y no obedecían a sus llamados como antes.
La  principal tarea, a la que estaban dedicadas desde que sus hijitos rompieron el cascarón, era buscar la comida y comer en familia. Llevarlos a dar una vuelta y vigilar que por la noche, se acostaran todos temprano.
Pero esta gallina, descubrió con algo de tristeza que el tiempo se le estaba pasando muy rápido. Fue un día  en  el que estaba arreglando el nido, y ordenando un poco, cuando notó que ya no quedaban rastros de aquellas primeras y tiernas plumitas que un tiempo atrás, había guardado con mucho cuidado en un rincón del gallinero. En el silencio de la mañana lloró, deseando que nadie la hubiera visto.
 Pensaba si a todas le sucedía lo mismo y por la tarde, uno de sus hijitos le preguntó si estaba enferma, porque le parecía que había llorado. También sus vecinas le habían dicho que la veían un poco pálida, como demacrada y otras cosas  parecidas. Ella no quería hacer una confesión de su estado, porque temía que comenzaran a sacar todo tipo de conclusiones y que no hubiera coincidencia entre las mismas. Terminaría engañada o más derrotada de lo que se sentía.
Había tenido que aceptar la partida de su primer pollito, quien vivía en otra granja muy lejana. Se conformaba con saber que estaba muy bien y que era muy querido por todos allí. También su primera pollita se había independizado,  pues era  bastante audaz.
Y ahora, sospechaba que iba a tener que pasar por otro momento difícil. Su pequeño polluelo, había  salido por primera vez con sus amigos, con la promesa de volver a la hora de dormir. Pasaban los minutos y no regresaba. Como su hijita dormía profundamente y ella estaba tan nerviosa, caminaba de un lado a otro, tratando de no hacer bochinche
Finalmente, escuchó un ruido y acto seguido, apareció su polluelo muy sonriente y feliz. Ella lo saludó con naturalidad, tratando de disimular la angustia que se había apoderado de ella, hasta su llegada.
A la mañana siguiente, el clásico ¡Quiquiriquí, la despertó, pero esta vez, no era el viejo gallo el que cantaba. Se asomó y vio a su joven hijo.






ESTO PASA EN MENOS QUE CANTA UN GALLO.





http://www.youtube.com/watch?v=wtBXUG9udAA&feature=related                         















3 comentarios:

  1. Mi querido ET, cada mañana cuando despierto y escucho cantar a un gallo lejano siento que estoy vivo y que todavia el asfalto no nos cubrio del todo.

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  2. Gracias por compartir este hermoso ejemplo de sabiduría.

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  3. Gracias Malbec : Por la visita, y por la interpretación.

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