A dónde nos conduce este camino? |
UN VIAJE MUY PARTICULAR
Habían recorrido varios kilómetros por un camino sinuoso,
sin hallar un cartel, ni una señal, ni siquiera se cruzaron con otros vehículos
.Sentían que iban rumbo a lo desconocido y sobre eso hacían bromas. De pronto,
después de una cerrada curva, sus rostros cambiaron, quedaron absortos al
encontrase casi de frente con una enorme reja y detrás de esta, se alcanzaba a
distinguir una gran construcción.
_ ¡Vaya!, hemos viajado casi sin rumbo y si tenemos suerte encontremos a alguien que nos diga dónde
estamos_ dijo el conductor.
Se notaban cansados,
ya oscurecía y necesitaban bajar del auto para estirar las piernas, beber algo
caliente y dormir un poco.
_ ¿Pero cómo podemos llamar a los dueños de este lugar, si
no hay timbre? _preguntó José .Rodolfo, comenzó a mover la pesada reja y ésta,
para el asombro de los tres, empezó a ceder._Pero esto no es correcto_ se quejó
José. Rodolfo no contestó, nuevamente se subió al auto, lo arrancó y avanzó por
el camino interno de la propiedad, dejando detrás de él a sus amigos, que lo
miraban asombrados.
_ ¡Vamos, por favor! _ les rogó _debemos dar al menos con
una persona que nos atienda y sobre todo, nos diga dónde estamos.
Después de recorrer el tramo que faltaba, los tres se encontraban en el umbral de la propiedad.
La puerta estaba entornada y José insistía en que debían anunciarse de alguna
manera. Comenzaron a avanzar sigilosamente llegando al salón principal de la
casa. _Hola, ¿hay alguien aquí?_ esas fueron las únicas palabras que resonaron
en el recinto; luego un silencio sepulcral. Un enorme ventanal que daba al
norte, mostraba el jardín casi a oscuras, sobre la pared que daba al este de
donde ellos se encontraban, se alzaba una importante escalera de mármol blanco,
hacia el oeste del salón había un pasillo.
_ Pero que sucede aquí_ preguntó Daniel_ ¿es que todos
salieron de prisa?_ Eso debe haber ocurrido, de lo contrario, cómo se puede
explicar que la puerta estuviera casi
abierta_ contestó Rodolfo._ y agregó _Seguramente van a regresar pronto, quién va a abandonar una casa sin
llevarse estos costosos muebles y objetos o al menos cubrirlos para que no se
llenen de polvo_ Decía esto, mientras pasaba un dedo por la tapa de un piano y señalaba los candelabros que estaban
sobre una mesa. Decidieron recorrer todos los rincones de la propiedad, deseando
encontrar algún morador. El pasillo los condujo a una enorme cocina comedor.
Cuando abrieron las alacenas, estaban vacías; eso si, había agua fría y caliente._ Encendamos unas velas y vayamos
hasta el auto a buscar nuestras pertenencias así podremos abrir unas latas de
pescado y verduras y comer algo, tenemos un poco de café y algunas galletas_
dijo Rodolfo.
De regreso, llamaron a los gritos a Daniel que se había quedado
solo en la casa, pero éste no respondía, uno de ellos subió de dos en dos los
peldaños, en una de las habitaciones pudo ver el cuerpo de su amigo que
reposaba sobre una enorme cama. José también se acercó lo miró y sin estar
seguro de que hacía lo correcto, lo cubrió con una manta. Salieron de la
habitación en silencio._ Es increíble lo que ha sucedido, nada podemos hacer ahora_
Estas palabras las pronunció en voz baja, como temiendo que algún extraño las
escuchara.
José no podía
conciliar el sueño, sentía que un frío raro recorría su cuerpo._ Me siento como
un niño asustado, esperando que en cualquier momento aparezca un monstruo _ y
diciendo esto, se cubrió hasta el cuello_ No entiendo por qué estoy hablando
solo_ pero analizando la situación, aceptó que no les había quedado otra
alternativa. Deseando que por la mañana todo fuera favorable, finalmente se
durmió.
Al día siguiente, el reloj de Daniel sonó como siempre a las
siete. Se despertó sobresaltado. A los pies de la cama, en el suelo, estaba su
mochila. Buscó a Rodolfo y luego fue a llamar
a José que dormía profundamente en otra habitación.
Bajaron bañados, arreglados y dispuestos a preparar café
_ Buenos días jóvenes_ los tres miraron impávidos a la
anciana que les sonreía. Y antes que estos respondieran, agregó _ Sabíamos que
vendrían. _ Señora, nosotros somos unos intrusos_ dijo José preocupado _
Venimos de Córdoba, pero en un tramo del viaje, nos confundimos y tomamos este
camino, nos perdimos y por accidente llegamos aquí_ En eso entró un hombre
viejo y los saludó _ ¿En qué puedo servirlos? _ les preguntó. Rodolfo tomando
la palabra, le pidió al anciano que le indicara el camino a seguir para llegar
a la ruta que los conduciría a su destino y también le dijo que necesitaban
cargar nafta ya que no quedaba casi nada
en el tanque_ Están muy lejos de sus casas yo voy a solucionarles ese problema
ya, diciendo esto, el viejo salió.
José estaba inquieto, quería contarles a sus amigos que
sentía un extraño frío, pero se contuvo ante el temor de que ellos no le
prestaran atención. Después de todo, estaban a punto de partir.
Luego de desayunar los tres amigos se acercaron al auto, el
anciano les explicó el recorrido que debían hacer y los despidió.
_ ¿Se marcharon?_ preguntó la anciana y el viejo hizo un
gesto afirmativo._ Entonces no les dijiste nada_
_ Ya lo van a descubrir _ le contestó el viejo mientras la
abrazaba.
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ResponderEliminarTu también deberás esperar, para conocer el destino de estos amigos.
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